miércoles, 16 de noviembre de 2016

Cuatro monos

I - ESTUDIO SOBRE EL AMOR

Entra Felisberto, 12 años, gordito, con un guardapolvo de médico y un estetoscopio.
FELISBERTO: Papi y mami se aman con locura. Eso se dicen cuando papi se aparece una vez a la semana, tira el maletín, se arranca la corbata, y los dos se empiezan a perseguir como perros rabiosos: “¡Te  amo con locura!”, se gritan, se arrancan la  ropa, se muerden y a continuación se empiezan a decir cosas que no me animo a reproducir. Como  yo  estoy siempre dando vueltas por la casa,  mami dice: “¡Felisberto, no te quedés ahí, andá al súper a comprar gelatina “light” de cereza!”. Dan un portazo y se encierran en el dormitorio. Se siguen diciendo asquerosidades, pero a pesar de que  utilizo  el estetoscopio en la pared, ya no consigo escuchar más.
Desde ya  que el pedido de mami de ir al súper a comprar gelatina “light” de cereza, no signi¬fica que esté necesitando ingredientes para un postre. Mami es un ser desprovisto de cerebro, su capacidad de razonamiento es la de una ameba unicelular, no cocinó en su vida y si Rosita se tomara vacaciones creo que terminaríamos comiéndonos entre nosotros como las tribus antropófagas del Amazonas. Más bien sé que tengo que desaparecer para que ellos puedan hacer sus acoples.
Cuando medito sobre el tema de los acoples, aunque es un fenómeno primitivo,  sé que tarde o temprano es algo que me va a afectar. Molina, por ejemplo,  ya tuvo acoples y con sólo observarlo cinco minutos, como a cualquiera de los de tercero, se puede com¬probar  que el sexo es algo que incluso le sucede a  los infradotados.
Lo mío, en cambio, pasa por la investigación, me la paso estudiando las transformaciones de la materia y la energía, el comportamiento de los seres vivos. Desde que papi ya no vive con nosotros, mis obser¬vaciones sobre  los  acoples, lógicamente descontando pruebas de campo con cascarudos, se han reducido a observar a mami a la hora del baño. Para eso construí el periscopio invertido. A las 6:00 PM Rosita sale a hacer las compras y a las 6:15 mami entra al baño (recita a velocidad) el periscopio invertido o trampa de luz, es un sistema de espejos enfrentados embutidos en un tubo de polipropileno e introducido en el conducto de la ventilación. Desde la terraza, tengo en el campo visual la mayor parte del baño principal. No es difícil, sólo hay que evitar que el vapor nuble la lente y esperar que mami se pare frente al espejo grande para untarse sus cremas. Mami es un bello espécimen, aunque desprovista de líquido cefalorraquídeo, como dije, tiene un cuerpo notable, tanto como cualquiera de las mujeres de las revistas sucias que se pasan los de tercero. Otro dato importante es cuando viene a visitarla el toxicómano ese que ahora es el novio y la ata a los barrotes de la cama.
Papi con su socio tienen una empresa de transportes, son los dueños, pero  cuando mami discute con él, siempre le termina diciendo: camionero de mierda. Su lectura de la realidad es curiosa, porque si para ella papi, que es dueño de una flota inmensa de camiones, nos compró esta casa, paga mi colegio, viene una vez por semana y le grita que la ama con locura, es un camionero de mierda, por qué se eligió como novio a un roquero anoréxico, que arrasa con lo que hay en la heladera, consume sustancias que alteran la percepción y encima la ata a los barrotes de la cama y le pega chirlos en el culo.
Papi  creo que nunca le pegaría y yo no  sé, quizás cuando se tiene una esposa lo mejor es golpearla. Ella ahora me dice que tengo que volver a lo de la doctora Chernaski, para controlar la agresividad. ¿Qué agresividad? Resulta que invita al novio a cenar y el tipo se aparece con los compañeros de la banda, un cuarteto de mugrientos semianalfabetos que enseguida se instalan como si la casa fuera de ellos, mami empieza a tomar champagne, se ríe todo el tiempo, uno se pone a tocar la guitarra y ella a bailar. Algo patético. Después dos de los tipos se encierran en mi habitación a fumar “cannabis sativa” (recita a velocidad) cáñamo índico de efecto narcótico que vasodilata e inhibe las señales psicomotoras, muy consumido en el mundo de la música, pero lo peor fue cuando me tocaron el microscopio. Me enfurecí tanto que agarré la colección de piedras basálticas y se las empecé  a tirar. Tengo práctica con tiros a distancia contra cuevas de murciélago, así que les apuntaba a la cabeza. Dos sangraron, hasta que por fin se tuvieron que ir.
¡Yo tengo que controlar mi agresividad y resulta que a ella le gusta que el tipo ese la ate a los barrotes de la cama y le pegue chirlos  en el culo! Se lo dije, que la escuché con el estetoscopio y que por lo tanto no pienso volver a lo de ninguna doctora Chernasky: soy un investigador, un científico, lo que pasa es que hay momentos en que es necesario reaccionar. Papi no, papi es débil, desde que se separaron y se fue a vivir con la hija de su socio, conmigo se puso extraño, quiere que (hace comillas) dialoguemos. No veo de qué podemos dialogar, papi es extremadamente ignorante, carece de imaginación y su lóbulo temporal tiende ligeramente al zapallito calabaza. Por ahí está hablando, ¿no? y de golpe se me queda mirando como si su sistema nervioso central colapsara, los ojos se le ponen vidriosos y empieza a tartamudear. Se lo dije, que me da bastante pena, que ojalá yo en la edad adulta no me transforme en alguien como él. A veces me viene a buscar y me invita a su casa. La hija del socio de papi tiene diecisiete, va a quinto de mi mismo colegio y le gusta tomar sol sin corpiño. Cuando papi le dijo al socio que se había puesto de novio con su hija, parece que se agarraron a piñas en la oficina, y como  papi es evangelista practicante quedó con toda la cara moretoneada. Eso es lo que me contó mami. Si fue así no estoy de acuerdo, creo que a veces, a pesar de que uno sea un hombre de ciencia, también tiene que saber defenderse. Para no dejarse pisotear, pero también como mecanismo pre¬ventivo para evitar daños mayores. Como hacen los médicos epidemiólogos en el caso de la transmisión de la rabia (recita a velocidad) enferme¬dad infecto-contagiosa que provoca la hidrofobia. El animal rabioso te inocula un virus a través de la espuma que le sale de la boca, el virus te va destruyendo uno a uno los músculos del cuerpo y te morís loco de dolor. Mi plan antirrábico dio inmejorables resul¬tados: de un total de treinta y dos perros del barrio, logré eliminar dieciocho. No fue fácil, tenía que idear un sistema rápido, que no dejara huellas en caso de autopsias, por eso se me ocurrió el método de shock eléctrico con batería de cortadora de césped, lo que resultó difícil fue controlar el voltaje y varios se prendieron fuego. No es que odie a los animales, lo que pasa es que un científico a veces tiene que optar por cierto tipo de decisiones para evitar males mayores.
La hija del socio de papi toma sol sin corpi¬ño, la vez que papi me llevó a su casa  ella estaba con unas amigas, todas en la terraza, tomando sol sin corpiño  y fumando, y se reían porque yo estoy algo gordito y no quería sacarme la ropa y quedar¬me en slip. Papi sí se puso a tomar sol en slip, él va al gimnasio tres veces por semana y le gusta exhibir los pectorales. En un momento ellas trataron de sacarme la ropa. Le conecté un puñetazo en la glándula mamaria a la más alta, a la pobre se le cortó la respiración y hubo que suministrarle oxígeno. Después me dejaron tranquilo.
Luego de dos meses sin aparecer, un día llega papi de la oficina, tira el maletín y se vuelven a decir con mami: “¡Te amo con locura!”. Se gritan, se arrancan la ropa, pegan  un  portazo y se encierran en el dormitorio. Esta vez, no sé por qué le hice caso a mami y fui al super a comprar gelatina “light” de cereza. Cuando volví, Rosita les había servido bebidas y canapés en la cama. Utilicé el estetoscopio: habían decidido hacer las paces, organizar una cena a la que iban a invitar a sus respectivos novios. ¡¡¡CÓMO!!! ¡El roquero mugriento y la idiota, juntos, en mi propia casa!... Prendí la lámpara del escritorio y me  puse a trabajar: el shock eléctrico con la batería de cortadora de césped descartado, tenía que ser algo más sutil. Abrí el libro de química: ¡Ya está! (recita a velocidad) un preparado de permanganato de potasio y cloruro de litio, la dosis apropiada provoca arritmia y contracción muscular sin llegar al paro cardiorrespiratorio.
Llegada  la hora del encuentro, soy el primero en sentarme a la mesa, con un gotero vierto una pequeña dosis en las copas de champagne. La cena no estuvo mal: mami al principio ignoró a la novia de papi, pero después de las primeras copas de vino se le soltó la lengua y empezó a hablar estupideces; por su parte papi no sabía de qué conversar con el drogadicto, yo me compadecí y les hablé de mi colección de tarántulas.
A la hora del champagne, ocurrió lo esperado: la novia de papi y el roquero de golpe se pusieron rígidos y se fueron al suelo temblando y sacando espuma por la boca. Terminaron debajo de la mesa hechos un ovillo. Mami empalideció, y no sé si sería por el vino que había tomado pero se puso como una loca, le empezó a gritar a papi: “¡ES TU CULPA, CAMIONERO DE MIERDA, ES TU CULPA!” Por suerte corrí en busca de sus pastillas, le dupliqué la dosis, se las hice tragar con un vaso de whisky y se calmó.
En  síntesis, el plan resultó bien, el único problema  fue Rosita: como cuando recoge acostumbra a beberse y a comerse las sobras, también tuvo su ataque. Llegó el servicio de emergencias, se llevó a los tres y al rato estábamos en los sillones del living lo más tranquilos. Pero algo no estaba bien, papi y mami mantenían la vista fija el uno en el otro, como esperando el menor gesto para degollarse. Terminé de tragar la bomba de crema y me paré sobre el sofá (se para en una tarima) Hable sobre el proceso de atracción de los sexos, las respuestas químicas del estado de enamoramiento, endorfinas y serótinas, glándulas y hormonas, impulsos eléctricos, las palabras me brotaban como de un surtidor (se baja) Papi y mami, sin dejar de mirarse, paulatinamente comenzaron a entornar los ojos, el flujo sanguíneo les aumento, sus respiraciones se agitaron, les brillaban las pupilas; y de golpe ya no fue necesario seguir: en la cara de mami se dibujó la expresión salvaje: “¡Te amo con locura!” -gritó. Papi hizo estallar el vaso de whisky contra el espejo y se paró de un salto: “¡Yo también te amo con locura!” Y se lanzaron el uno contra el otro, volvieron a arrancarse la ropa, a morderse y arañarse, a decirse asquerosidades y de un portazo se encerraron en el cuarto. Yo alcé la bandeja de las bombas de crema y subí a buscar el estetoscopio. La noche iba a ser larga y un investigador, un científico, no debe descuidar sus estudios, aunque se trate de dos tristes, de dos patéticos vertebrados de su propia sangre.
APAGÓN


II - LA MUDANZA

Se escuchan bombos y cánticos, ingresa el Presidente al auditorio, se sienta en su escritorio, o se para detrás de un estrado.
PRESIDENTE: Señores gobernadores, señores intendentes, miembros del poder judicial, señores senadores y diputados, conciudadanos: como ustedes saben acaba de concluir la reunión de gabinete y quiero comunicarles la decisión de este gobierno: nos mudamos.
Los bombos y cánticos lo interrumpen, el Presidente hace gestos para poder continuar.
Tras meses de trabajo, planeamientos,  complicadas proyecciones, creo estar en condiciones de adelantar que en las próximas semanas estaremos desocupando el actual territorio de la república para instalarnos en uno nuevo.
Dicho así sé que puede sonar fuerte, pero como primera autoridad de la Nación me veo en el deber ineludible de asumir la responsabilidad y disponer los instrumentos para concretar este traslado.
Vuelven a escucharse los bombos y cánticos, el Presidente reitera los gestos para poder continuar.
¿Por qué nos mudamos? Sin entrar en un racconto que a todos resultaría doloroso, en el largo período de desgobierno vivido por nuestra nación, sus administraciones centrales fueron solventando pésimos negocios y peores inversiones, primero con las reservas, luego con los ahorros del ciudadano y finalmente con la tierra de la Patria.
Así como lo escuchan: a cambio de préstamos usurarios, de prebendas y derroches escandalosos, nuestro territorio fue pasando metro a metro, cuadra a cuadra, manzana a manzana, a manos de los principales holdings bancarios del Primer Mundo y hoy nos encontramos en una virtual situación de desalojo.
Soy consciente de que las mudanzas son de las circunstancias que más estrés producen en el ser humano, es por eso que, con tiempo, les aconsejo ir acomodando todo en cajas, que son de fácil transporte (los libros deben repartirse para distribuir el peso, los bultos con sus respectivos rótulos para evitar extravíos; las bolsas de nylon, por su parte, son buenísimas para objetos como ropa, artículos de cama, juguetes y peluches) La Secretaría de Comunicaciones a partir de mañana les va a estar haciendo llegar un manual editado por la imprenta gubernamental, que se titula “Cinco consejos útiles para empacar correctamente en una mudanza de Estado”.
Vuelven a escucharse los bombos y cánticos, el Presidente ídem.
La segunda pregunta que deben estar haciéndose es: está bien, nos mudamos ¿pero adónde? En principio, quiero manifestar que los esfuerzos de esta administración desde el comienzo han estado orientados a encontrar un territorio lo más parecido posible a nuestra querida Patria. Por supuesto, no se puede pedir que donde antes había un shopping, una laguna, una plazoleta cara a nuestra historia personal, los encontremos exactamente replicados en el nuevo destino.
De acuerdo a detallados informes en poder del gobierno, la propiedad (ubicada entre los 2 y los 8 grados latitud norte y los 63 y 67 longitud oeste) es una unidad en excelente estado; deshabitada desde épocas de la Colonia, en el siglo XIX fue ocupada por una nación ya desparecida, la República Clareteana de Garcilia, a comienzos del XX fue adquirida por la colectividad afgana, que en busca de climas húmedos planeaba trasladar el gobierno central de ese país a la región, proyecto que fracasó.  A partir de allí, y hasta hace unos veinte años, fue utilizada sucesivamente como coto de caza, reserva indígena, zoológico natural y depósito de muebles. Hoy, ya hace 3 años que se encuentra desocupada, con el deterioro lógico de la falta de mantenimiento, así que instruí al Ministerio de Planificación e Infraestructura para que corte el pasto, recicle los monumentos públicos, repinte los edificios de las ciudades principales y reinstale los servicios de luz eléctrica y Directv.
Vuelven a escucharse los bombos y cánticos, el Presidente ídem.
Conciudadanos, la vida nos pone una vez más a prueba, un cambio de estas características sé muy bien que conlleva la separación de familias, la pérdida de amistades y hasta de vecinos y vecinas apreciadas. Quiero tranquilizarlos, la Dirección Nacional de Catastro desde hace una semana se está ocupando de tomar fotos satelitales para que en el nuevo espacio podamos conservar cada uno la misma ubicación. Esto es, ciudadano, ciudadana, usted podrá seguir teniendo al querido vecino de enfrente, la peluquería, la despensa de la esquina, la casa de su tía a tres cuadras. De forma tal que se cambiara de territorio pero no de vecindario.
Vuelven a escucharse los bombos y cánticos, el Presidente ídem.
Yendo a las medidas concretas de gobierno, he dado instrucciones para que comiencen a ser trasladados los libros de nuestra Biblioteca Nacional por correo privado; a partir del fin de semana  vamos a comenzar con el acarreo de los papeles del Estado en el avión presidencial, luego se trasladará al gabinete, a los familiares directos de los Ministros, a sus mascotas y plantas; y a partir de allí el avión dejará de funcionar ya que no nos quedan vales para combustible.
Además de la migración de la población, un tema de importancia estratégica es el traslado de la producción nacional. El Ministro Plenipotenciario de Minería e Industria ya está ocupándose de la salida de la industria siderúrgica, que se hará por ferrocarril. A las minas de oro, plata y cinc lamentablemente las vamos a tener que dejar. La industria nuclear y la totalidad de la producción agrícola-ganadera también deberá movilizarse por tierra, a excepción de la producción avícola que lo hará por aire.
Vuelven a escucharse los bombos y cánticos, el Presidente ídem.
A nivel educativo, como estamos a mitad del año lectivo, vamos a coordinar con el Ministerio de Educación para que nuestros niños pierdan la menor cantidad de días de clases posible y –por supuesto- ya he dado instrucciones para que se cambien los manuales de geografía y los mapas físicos y con división política.
Algo que representa un problema de logística delicado es el sistema sanitario y el traslado de nuestros enfermos. He ordenado a la cartera de Salud que en todos los sanatorios, clínicas y hospitales, tanto de la esfera pública como privada, se inicien tratamientos relámpago para curar la mayor cantidad de pacientes posible. Los que se vean impedidos de movilizarse por sus propios medios, como amputados, enfermos graves y ancianos, lamentablemente morirán en el territorio de la Patria y serán recordados con cariño. Comprendan que es un momento histórico y debemos  ser fuertes.
En otro orden, algo todavía irresuelto es el tema de las cárceles y los cementerios. Los nuevos propietarios ya han arrendado el actual territorio nacional a la OTAN para la instalación de un basurero de desechos de guerra y una cadena de burdeles para la tropa. Desde la Subsecretaría del Interior estamos negociando para que se nos permita mantener tanto las cárceles como los cementerios en el mismo sitio, y a través del pago de un ticket de ingreso, similar al utilizado en los estadios de fútbol, podamos  visitar a nuestros deudos y familiares detenidos.
Vuelven a escucharse los bombos y cánticos, el Presidente ídem.
Con emoción, he recibido mensajes de apoyo de todos y de cada uno de los países hermanos de la región. El Estado Federativo del Brasil y la República Plurinacional de Bolivia se han ofrecido para organizarnos una fiesta de bienvenida al nuevo hogar. Les transmití que no creía que fuese momento para festejos, aún quedan asuntos importantes por resolver, una vez que estemos instalados y organizadas las fronteras, quizás llegará el tiempo del vino espumante, de las guirnaldas y de un estreno como Dios manda.
Quiero aprovechar estas palabras para transmitir algunos agradecimientos:  a la Corporación del Personal Tranviario,  a la Asociación Municipal de Aeronautas y Volovelistas,  a Correos Nacionales, al Encuentro Federativo de Camioneros y, muy especialmente, a la Comisión Directiva de la Asociación Nacional de Natación, que en un verdadero acto de entrega se ofreció a trasladarse nadando.
Vuelven a escucharse los bombos y cánticos, el Presidente ídem.
Para finalizar, desmiento categóricamente algo que viene repitiéndose en varios medios de comunicación: nuestra amada patria no cambiará de nombre. Y permítanme aquí un mensaje de carácter personal: “Nona, mamá: no vamos a llamarnos Paraquestán, República Trashumante de Jodonia, ni ningún otro disparate por el estilo. La Patria orgullosamente va a seguir conservando el nombre que le fuera legado por los héroes de nuestra independencia”.
El Presidente se conmueve, saca un pañuelo y se seca las lágrimas. Vuelven a escucharse los bombos y cánticos, reitera los gestos para proseguir.
Queridos conciudadanos, en la vida para ganar siempre hay que sacrificar algo, en esta encrucijada les ruego optimismo y valor. Esperen los llamados de las empresas mudadoras que van a contactarlos a la brevedad, les aconsejo que antes de partir saquen muchas fotos, y no lleven ropa de abrigo, ya que nuestro nuevo destino es bastante más cálido. Gracias, los saludo fraternalmente y ¡Viva la Patria!
APAGÓN
                 

III - LA CRÍA DEL HIJO

Entra el Licenciado llevando debajo de un brazo a un bebé de goma. Lo sostiene del pecho,  boca abajo, como si llevase un perro, o un gato. En el escenario hay un escritorio y un corralito. Expone ante un auditorio.
LICENCIADO: Concebir un hijo, criarlo, satisfacer sus necesidades primarias es, desde tiempos inmemoriales, una de las actividades más frecuentes del ser humano. Hoy es común que junto al juego de living, el plasma con HD, la heladera con freezer, el equipo de pesca, etcétera, encontremos a un hijo en la casa.
Ahora bien, una vez que el hijo está en la casa, esto es, una vez que nace por cesárea, parto natural o se lo adopta, es conveniente tomar algunos recaudos que servirán para su crianza y posterior desarrollo. Como a todo mamífero vertebrado, a poco de nacer al hijo comienzan a crecerle dientes (muestra la boca del bebe de goma)  Para ayudar a que asomen debe equipárselo con algunos elementos como trozos de plástico, de goma, metal blando, madera aglomerada, resina, o símil, para que muerda y vaya cortándolos.
A medida que enumera va sacando de sus bolsillos los objetos, los muestra y junto al bebé los apoya en el escritorio.
¿De qué se provee al hijo para su alimentación? En una primera etapa se alimenta, básicamente, de leche materna. Luego de un tiempo ya puede ingerir carnes, pastas, variedad de frutas y verduras -preferentemente bien pisadas o cortadas en trozos pequeños, pues como no maneja el cuchillo y el tenedor, ni controla los mecanismos masticatorios y de deglución, puede sufrir ahogos, asfixias y cortes en brazos, cuello y rostro.
Aquí conviene mencionar algo importante, al momento de alimentarlo el progenitor debe acompañar cada cucharada con la voz “ico, ico” o “eta ica la papa”, para ir acostumbrándolo al lenguaje hablado. También es útil proveerlo de abundante agua fresca, ya que todavía no posee dinero para ir a comprarla por sí mismo al chino y, como no sabe hablar, tampoco la solicita.
Levanta al bebé y lo introduce en el corralito.
A diferencia del perro o del hámster, el hijo no posee hábitos nocturnos, esto es, por las noches duerme casi todo el tiempo. Durante el día, como todavía no se desplaza por sus propios medios, es útil introducirlo en un recinto cerrado y de piso acolchado, con paredes de reja o malla tejida, donde se pasará el día arrastrándose y gateando en círculos, esto es, fortaleciendo miembros inferiores y superiores y –como decíamos antes- mordiendo objetos para “cortar” los dientes Señala las características del corralito y le tira al bebé los objetos que están sobre el escritorio.
En esta etapa el hijo también suele hacerse encima sin avisar, para ello debe equipárselo de un pañal, que es una prenda absorbente usada para higienizar y evitar la contaminación del entorno. El pañal debe tener un recambio periódico, mínimo cada tres horas, máximo una vez a la semana.
Una vez que el hijo logra controlar esfínteres, esto es a partir de los dos años, el progenitor debe enseñarle a utilizar la pelela y posteriormente el inodoro. A partir de ese momento cada vez que haga sus necesidades el padre y la madre pueden armarle divertidas rutinas para desarrollar en el baño, como obritas de títeres, búsquedas del tesoro, o convocar a los abuelos y a vecinos de confianza para que presencien el acto.
Saca al bebé del corralito y lo pone en el piso.
Cuando se desea alzar al hijo, siempre hay que tratar que trepe y suba, esto es, procurar que haga el esfuerzo para que poco a poco vaya intentando arreglarse solo. En lugar de alzarlo, a veces es útil ponerse a unos metros de distancia y decirle “¡Vení!” (realiza la acción) Cuando el hijo se acerca, volver a alejarse. “¡Vení!”, y repetir la operación. Esto va a servir para seguir fortaleciendo miembros inferiores y superiores y, sobre todo, para que aprenda que en la vida los objetivos a lograr cuando uno cree haberlos conquistado, siempre vuelven a alejarse.
Cada cierto tiempo también es conveniente higienizarlo. ¿Qué se necesita para higienizar al hijo? Es necesario un champú y un jabón para hijos, una toalla y una bañera. Se llena la bañera, el agua tiene que estar siempre templada.
Alza al bebé del piso, lo pone en el escritorio y dramatiza el baño.
Una vez dentro de la misma es conveniente sujetar al hijo para que no se sumerja, ni se quiera ir. Para que se relaje es mejor poner en el interior de la bañera un Power Ranger, submarino, barquito, o símil. Se moja al hijo con una esponja, luego se lo enjabona, hay que ir frotando, frotando la espalda, los brazos, las piernas, la cabeza, las orejas. A la mayoría de los hijos esto suele gustarles, les gusta sobre todo que les enjabonen la panza. Con el enjabonamiento de la panza el progenitor poco a poco va a ir ganándose la voluntad del hijo, al mismo tiempo, el hijo le irá tomando afecto y en algún momento del proceso emitirá la voz “papá”, o “father”, o “váter”, dependiendo de la ubicación geográfica de la familia. Finalmente se lo seca, se lo cambia, se le dice “qué lino, nene se bañó” y se lo vuelve al habitáculo de seguridad a que siga arrastrándose en círculos hasta la hora de dormir.
Vuelve a depositar al bebé en el piso.
El gateo del hijo. El gateo es una de las actividades más importantes durante la etapa de desarrollo, se calcula que un hijo en condiciones normales, es decir con todos sus miembros sanos, gatea en promedio unos tres kilómetros diarios. ¿Cómo hacer para que cumpla con estos registros? En principio, debe limpiarse el piso con un escobillón, lampazo o símil. Se deposita al hijo boca abajo, se observará que primero se va a quedar unos segundos estático, como muertito, no hay que alarmarse porque está reconociendo el terreno. A continuación va a comenzar a gatear (de un bolsillo saca una tiza y hace una línea delante del bebé, luego va a ir empujándolo con un pie para que avance) Como estoy haciendo yo en este momento, es útil que el progenitor haga una marca del lugar donde el hijo inicia el gateo, para consignar en un registro la distancia diaria recorrida, para luego hacer proyecciones semanales, quincenales y mensuales y, de esta forma, ir constatando sus progresos.
El hijo gatea hasta que comienza a caminar, esto es, aproximadamente hasta el año y medio de vida. Si luego lo sigue haciendo, supongamos hasta los doce o trece años, no hay que alarmarse, en algunas culturas de Oceanía el gateo es un signo de nobleza y en la actualidad existen varios proyectos en el parlamento argentino para declararlo deporte olímpico.
Levanta al bebé y vuelve a colocarlo sobre el escritorio.
¿Cómo hacer para que el hijo se pare sobre sus pies y diga su propio nombre? Este es un paso importante que crea dudas. Un sistema efectivo es el de los “refuerzos positivos”, que consiste en recompensar al hijo cada vez que cumple y obedece una orden. Los refuerzos pueden ser empanadas de atún, golosinas o entradas para películas en 3D, que son las cosas que al hijo más le gustan. Para que aprenda a realizar cada acción, primero hay que emitir la orden acompañada de un gesto para que comprenda qué se le está ordenando. Se le dice, por ejemplo, “Iñaki”, o “Nico”, o “Juan Manuel”, y se lo señala con el dedo para que sepa que debe decir su nombre, y una vez que el hijo –aunque imperfectamente- consiga repetirlo, se le da el premio antes mencionado aplaudiendo, o diciendo “¡joya!”, o “¡grande, titán!”.
El método “imitativo” también tiene un buen estándar. ¿Cómo funciona? Se convoca a un primo segundo o amigo de la familia de contextura pequeña, que debe disfrazarse de hijo y ponerse junto al hijo real. El hijo apócrifo, a cada orden del progenitor debe hacer todo lo que se le quiere enseñar al hijo verdadero. Es conveniente en esa instancia que el progenitor ignore al hijo verdadero y festeje exageradamente cada orden cumplida por el falso hijo diciendo “¡maestro!”, “¡cómo aprende este nene bueno!”.  Entonces, el hijo verdadero, por efecto imitativo, pero sobre todo por miedo a ser reemplazado por el hijo apócrifo y abandonado en un basural, aprenderá en tiempo récord lo que uno busque enseñarle.
Rabietas y berrinches del hijo. La vida, se sabe, es energía liberada al espacio sin ningún sentido, y el paso del ser humano por el planeta una cosa absurda; en esta primera etapa de vida, lógicamente, el hijo no comprende esto, y cuando la realidad no coincide con sus deseos es pasible de sufrir berrinches. ¿Cómo deben manejarse estas primeras manifestaciones de su carácter? En primer lugar hay que comprender que el hijo no tiene nada personal contra uno, no nos está bardeando, ni intenta hacernos la vida imposible, sencillamente berrea porque todavía no puede suicidarse, ni cometer un acto terrorista; esto es, no sabe encauzar sus emociones. Ante la rabieta, entonces, el progenitor debe explicarle que está descontento con su proceder, sin atacar su personalidad debe negociar, buscar siempre el punto medio evitando la rigidez: por ejemplo, si el hijo quiere pintar una pared del living con betún para el calzado, que pinte sólo la mitad de la pared. O si a la hora de la cena quiere tirar la papilla al piso, que el hijo arroje una parte, el padre la otra, y luego ambos pueden festejar la gracia zapateando sobre la misma.
Levanta al bebé del escritorio, lo apoya en el piso boca arriba y se acuesta a su lado.
Una alternativa física para cambiar el equilibrio energético ante el berrinche, es acostarse junto al hijo en el suelo, abrazarlo y respirar juntos lentamente hasta que se vaya calmando. Se desaconseja hacer esto en una terminal de transporte en horario pico, en un shopping en día de rebajas, o en un restaurante completo Vuelve a incorporarse, levanta al bebe y lo deposita en el corralito.
Finalmente, si no funciona ninguna de las tácticas anteriores, se puede volver al hijo al recinto de seguridad enrejado a que siga gateando en círculos por el resto del fin de semana.
El hijo debe tener los papeles en regla. Es conveniente, desde un principio, tramitar la documentación que fija la ley para acreditar, primero, que el hijo es él mismo y luego que es su hijo. De esta forma, si usted y su familia van por la ruta y los para la policía caminera, además del carnet de conductor, cédula verde y últimos dos recibos de patente, podrá presentar la documentación que acredite que ese ser que lleva amordazado en el asiento de atrás es su hijo y no la víctima de un robo o un secuestro extorsivo.
Vuelve a sacar al bebé del corralito y lo sostiene bajo el brazo como al principio de la escena.
Para finalizar,  la cría del hijo, digámoslo de una vez, es una actividad onerosa. Los gastos de salud, educación, vivienda, vestido y transporte, pueden rondar los 75.000 pesos anuales. Esto es, el equivalente a unos tres sueldos mínimos al año con un dólar a tasa variable. Para recuperar dicha inversión existen hoy en día actividades en la que el hijo puede transformarse en una redituable fuente de ingresos: castings para agencias de modelos, publicidades, tiras televisivas y una variada nómina de concursos que reparten importantísimos premios en metálico.
En cuanto a esto, es útil recordar que todas las gracias, conocimientos, facultades y destrezas adquiridas por el hijo en los primeros años de vida, comienzan a velarse en la segunda infancia, declinan en la adolescencia, para perderse por completo en el oscuro pozo de la mediocridad de la edad adulta; por lo tanto es conveniente no distraerse y sacar el mayor rédito posible en su edad temprana, para lograr amortizar los gastos ocasionados por la crianza. Muchas gracias.
APAGÓN

                    
IV - WARNES SAMURAI

Entra ALAN, con una bata, ojotas, una espada, un rodete en el pelo, la barba de dos días. Su aspecto es francamente decadente.
ALAN: A ver esperá, yo estoy yendo al Japón año ‘84’, año ‘85’. Es por esa época. Lo tengo presente porque estaba el gobierno de Alfonsín y Argentinos Juniors había ganado el Metropolitano. Recuerdo que viajo con pase libre de mi club, Comunicaciones y, te digo: me adapté bien, vivía en el estadio, me habían dado una cocinita y me hacía mis propios churrascos a la plancha, nos subían a una combi y nos llevaban a recorrer. Los ponja son gente atenta. Aterricé en un lugar llamado Kamaishi Do, o algo por el estilo.
El arte marcial es algo que a mí siempre me llamó. De pibe. En casa me veía las películas de Bruce Lee, coleccionaba estrellitas ninjas, practicaba patadas con el maniquí del cuarto de costura de la vieja. ¡Una vocación! Pero si yo ahora te tengo que decir, la verdad yo no estoy bien…
Ser samurai es algo complicado, ser samurai en la Argentina es directamente una desgracia. Mucha discriminación. Suponete que un día querés ir a dar una vuelta por el Alto Avellaneda: te discriminan; querés ir a comerte unas pizzas a La Continental, te discriminan, vas a ver un Racing / Independiente: te discriminan; y si no te  discriminan se te cagan de risa en la cara. Y eso te va corroyendo, te va corroyendo. La culpa la tiene el juramento. Por la cuestión del juramento samurai el luchador siempre tiene que andar con el batón, la espada y el rodete hecho. A toda hora. Es una especie de compromiso, un asunto –cómo se dice- milenario. Venís a ser como un boiescau pero sin borceguíes, siempre listo por cualquier eventualidad. ¿Vos sabes lo que es ir en el 60, hora pico, el bondi hasta el ojete y vos así emperifollado? ¿No sé, pasar por plaza Once a la hora de la bailanta, los chabones haciendo la cola con sus pantaloncitos de corderoy, sus musculosas de asetato meta transar chichis y vos con el batón? El otro día, sin ir más lejos, estoy arriba del 168, voy a lo de un tío que vive en Soldati, siete de la tarde, el colectivo hasta las manos, pasamos por la cancha de San Lorenzo, suben cuatro giles y empiezan a armar quilombo. ¡Barrabravas, viste! Cuando los veo, me digo “Alan, hacete el boludo”. Pero por el juramento samurai hay que enfrentar la Injusticia para que triunfe el Bien, viste. Los giles estos estaban en el fondo, ya habían empezado a manotear billeteras, a toquetear colegialas, así que pego el grito samurai y desenvaino. En el asiento individual, vos sabes que iba una viejita, así con las manos en la falda apretando su bolsita de Supermercados Coto. ¡La abrí toda, pobrecita! Prácticamente ni sangró. Quedó así apoyadita contra la ventanilla mientras daba el último suspiro. ¡Me dio una amargura, me dio una angustia! “Parada”- grité y me mandé a mudar. Por eso te digo, y ojo, no quiero que pienses que tengo una visión negativa de la existencia, pero si yo te tengo que decir, la verdad-la verdad, yo no estoy bien.
Había un movimiento muy lindo que me pedían mucho allá. Dejame recordar: me paraba extendiendo los brazos en diagonal al oponente, me dejaba caer de espalda y tiraba el salto para atrás mientras sacaba la espada. A la figura yo le había agregado una cosa muy linda que le veo en el año ‘77’ al Coreano Sun de “Titanes en el Ring”. No quiero sonar presumido, pero era una cosa que impresionaba. El rival se te quedaba mirando sin comprender que había perdido.
Como te decía, llego al país oriental y me estaba adaptando: había empezado con los entrenamientos, en el tiempo libre aprovechaba para conocer. Y fijate lo que es el destino, ¿no?, llega el día en que tengo que hacer mi primera pelea, me enfrento con el campeón supergallo de Kiushiu, Shunkiu, o algo así. El vago este (aparte de ser más feo que apretarse los huevos con una morsa) se caracterizaba por usar dos espadines que movía como aspas de ventilador de techo. Empieza el encuentro, y lo llevaba bien: le había hecho un par de piquetes de ojos, el tipo que me tira dos guadañazos, yo los esquivo y corro a la tribuna y lo festejo con las manitos así, como Riquelme. Un festejo que allá en el Japón prendió mucho. Entonces me digo: el gil está para el cachetazo, ha llegado el instante de rematarlo. Y justo en ese momento, fijate vos lo que son las cosas, justo en ese momento me gritan de la cantina “¡auuuaaa kataaa jiio!”, “teléfono” en japonés. ¡De no creer! ¿Quién podía estar llamándome a mí, al Japón y en ese momento? Era mi hermano el Walter, con el que tenemos la parrilla en Warnes. “¡Alan, volvete, se nos fue el parrillero!”, me dice. “¡Walter en este instante no puedo atenderte!”, le digo. “¡Si no venís y me das una mano la parrilla se va a la mierda!”, me dice.  ¡Imaginate adónde fue a parar mi concentración! Cuando vuelvo al combate el chabón este que me está esperando tomándose una Gatorade. Especulo: lo adecuado en esa situación es liquidarlo rápido, y para eso lo recomendable es la “Doble Alan con Trompo Invertido”, otra creación mía de excelente rendimiento. Te la resumo: movimiento regular de espada en forma de cortadora de fiambre, en determinado momento tirás el trompo, te plantás de sopetón, das dos saltos mortales y salís volando. Bueno, hago la primera parte, el vago que me mide, se pone a la defensiva, hasta ahí todo bien. Hago el trompo, me planto, tiro los saltos mortales y vos sabés que siento el tirón. ¡Aductores! ¡Cuatro meses parado!
Y vos viste como son los dirigentes, para los dirigentes lo único importante es el resultado. Acá en la Argentina perdés tres partidos al hilo y te piden la renuncia del cuerpo técnico. Bueno, allá se suicidan. Así como lo escuchás: al menor problema los chabones se bañan, se cambian, escriben un par de cartas y se suicidan. No sé si es algo que les viene de la época de la guerra en que se tiraban con avión y todo, o es también una cuestión –cómo se dice- milenaria. Por ponerte un ejemplo, accidente en la calle: dos autos chocan en una esquina japonesa, ¿no?, los tipos en vez de bajar a putearse como cualquier persona normal, cierran la ventanilla, traban las puertas, se bajan un frasco de genioles y se suicidan; debate de candidatos políticos en la tele: ante el menor ataque pelan una catana, se apuntan al chichulín y se suicidan. En la calle hay carteles que prohíben amasijarse en determinados horarios para evitar embotellamientos. En eso hay que reconocer que son organizados.
Y bueno, dicho y hecho, cuando culminó el torneo por lo de mí lesión y por otro vago que se dobló un tobillo, la comisión directiva completa se encerró en una oficina, se bajó cinco litros de sake, se subió al avión del club y se estrelló contra una montaña.
Después se dieron otros conflictos: huelga de árbitros, no pagaban las primas, yo empecé a extrañar, entre en un pozo depresivo. Al final me cansé y me volví. Por eso si yo te tengo que decir: yo ahora bien-bien, no estoy.
Y bueno, ya de regreso en Warnes, me surgió una diyuntiva: cómo trabajar en la parrilla sin abandonar el juramento samurai. A ver si se entiende: eran mundos incompatibles y el Walter no quería aceptar que yo no podía abandonar mi razón de ser en esta vida. Pensé, pensé, hasta que me surgió una idea magistral: tengo un herrero amigo, el Ruben. Me dije, ¿qué pasaría si le pido al Ruben que agarre a la espada y le adapte un kit de suplementos: un pinche para los chorizos y las mollejas, una palita para las brasas, una pinza para la carne?  Podría hacer el laburo sin dejar de ser samurai. Entusiasmado con la idea, llamo por teléfono a mi Sensei al Japón para que dé el okey: “Hola, Sensei, acá Alan de Argentina, ¿se acuerda? ¿El muchacho que fue a préstamo  del club Comunicaciones?” ¡El ponja se acordaba, imaginate la emoción! Hablamos de esto y de aquello y entonces aprovecho y le planteo el tema. Siento que el teléfono se queda mudo y a continuación al Sensei que grita: “¡Uooo, guuuuu, uaaa kiooo aiiiaaaa ooooo kataaa!”… ¿Podés creer que me puteó a la vieja, japonés del orto? ¡Me puteó a la vieja! ¿Te parece que yo merezco algo así? ¿Qué cosa rara le estaba pidiendo? No quiero presumir, pero yo di mucho, por la lucha samurai yo entregué todo. La ojota con borde afilado, la catana con hoja de cuchillo tramontina, son creaciones mías. Las figuras que imitan a bichos en vías de extinción como el Aguila Viuda, el Maracaná Cara Afeitada, o el Tatú Carreta, nuestro animal autóctono, son mías. Yo inicié una transformación, una renovación de la disciplina, cuestiones que luego fueron adoptadas por los grandes maestros, copiadas, e incluso incorporadas a la enseñanza oficial. ¡Y fijate cuál es la paga!
Otra cosa jodida allá en Japón son los gay. ¡Mucho gay, mucho transexual! En todo  el ambiente de las artes marciales. ¿Viste las geishas de las películas, esas que te preparan tecitos con hierbas raras y te hacen masajes en los pies? ¿Vos las ves así, tan femeninas, tan delicaditas? ¡Todos travestis brasileros! Así como lo escuchás. Ojo, contra los gay yo no tengo nada, incluso te digo más, cuando estaba en Kamaishi Do me había hecho amigo de un geisha brasilero, Toninho, había jugado de nueve en la cuarta del Atlético Mineiro, un vago macanudísimo. Por ahí me pasaba a buscar por el estadio y salíamos a tomar unas cervezas, lo ayudaba a pintarse las uñas, o nos poníamos la toalla al cuello y nos íbamos a las piletas de mar artificial esas que usan allá. Y el chabón me explicaba lo que les pasa a los japoneses con los ‘travas’. Es que las japonesas tienen ese problema físico, digamos, el defecto ese en el aparato reproductor femenino. Y bueno, parece que por eso los tipos están como locos y para desahogarse contratan ‘travas’ brasileros. Que además les resulta favorable por el cambio de moneda.
Por eso, si yo ahora te tengo que decir, la verdad-la verdad, yo no estoy bien. Como samurai yo quería progresar, edificarme un futuro. Me digo: ¿por que el Japonés García sí y yo no? ¿Por qué el Chino Fernández, el Chino Volpato sí y yo no?
Después hubo otra serie de problemas, en la parrilla tuve un cambio de palabras con unos transportistas, clientes fijos. Uno me bardeó y tuve que enfrentarlo: le cercené la arteria femoral y el pobre casi se va en sangre. Lo internamos en el Durán, estuvo en terapia intensiva una semana y la parrilla tuvo que afrontar los gastos. A raíz de esto discutí con el Walter y volví a caer en otro pozo depresivo.
Empecé a reunirme con un grupo de autoayuda en el club Comunicaciones, lo coordina un chabón que fue pesista y abandonó la disciplina por una hernia. ¡Ser pesista y venir a herniarse: fijate vos si no hay gente con mala leche!  Bueno, resulta que el vago este a la segunda reunión me lleva aparte y tenemos un diálogo. “Alan, tenés que tratar de aceptarte, de reecontrarte con tu yo interno”, me dice. “Soy samurai, así que calculo que mi yo interno también debe ser samurai, Doc” -le digo yo. Fue una conversación cálida, muy afectuosa. Llegamos a la conclusión de que tenía que buscar una ocupación para despejarme. Empecé a buscar trabajo en los clasificados. Un mes, dos meses: nada. Y una vuelta veo en un destacado “Se busca samurai con experiencia, movilidad propia” ¡No lo podía creer! Le pido el rastrojero al Walter y me voy de raje. Llego a un galpón por la zona de Barracas: “La gustosa”, una fábrica de chacinados. Seleccionaban degustadores para corte de salamín en público en dos cadenas de supermercados. “¿Qué soy, la mujer barbuda, el hombre elefante, por qué no me propones laburar en un circo?, le digo al chabón, y me fui dando un portazo. ¡A vos te parece! Por eso, si ahora te tengo que decir, yo bien-bien no estoy. Si fuera japonés, con que tuviera la doble ciudadanía nomás, podría suicidarme. Pero ni eso. El Walter dice que me tengo que ir a Hollywood, que ahí puedo edificarme un futuro. No sé, yo soy de Warnes, el ser humano no puede vivir mucho tiempo privado de los afectos.
ALAN sigue el relato melancólico mientras lentamente va bajando la luz.
ALAN: ¡Mirá vos lo que ahora me viene a la memoria! Yo hacía una figura muy fina, muy pulida: daba un salto, ¿no?, me plantaba con los pies en ángulo de noventa grados, levantaba los brazos, empezaba a agitarlos como la urraca cuando entra en época fértil y con un golpe de cadera hacía que la espada se desenvainara sola. ¡Era impactante!…
APAGÓN